¿Huele ese delicioso aroma? Es pan de San Giusto horneado por la "Villa San Giusto" de Prato.
Los huéspedes participaron en un taller de panadería, con schiacciatine horneadas, schiacciata rellena, pan y mucho más. Un tentempié apetitoso para todos, huéspedes y personal por igual: incluso talleres como este pueden aportar beneficios psicomotrices, a través de una gimnasia activa de las manos, la mente y el vientre.
"El Pan de San Giusto fue una oportunidad para rememorar con los invitados los tiempos en que sus familias hacían el pan en casa, utilizando el horno de leña. Nos vinieron a la mente recuerdos preciosos e imborrables, como el del horno "comunal", al que algunas familias llevaban el pan para cocerlo. Fue un momento mágico: un viaje sensorial en toda regla", afirmó la directora de la residencia, Carla Bartolini.